La icónica actriz del cine francés
Anouk Aimée, una de las actrices más emblemáticas del cine francés del siglo XX, ha fallecido a los 92 años. Conocida por sus inolvidables interpretaciones en películas como «Un hombre y una mujer», «Lola» y «La Dolce Vita«, su legado será recordado por siempre.
Una vida marcada por el cine
Anouk Aimée, cuyo nombre de nacimiento fue Françoise Dreyfus, nació el 27 de abril de 1932 en París. Aunque en una entrevista mencionó que su verdadero nombre era Judith Dreyfus, de niña le llamaban Françoise y Fanchon. Debutó en el cine a los 13 años en la película «La maison sous la mer» (1947) de Henri Calef, adoptando el nombre de su personaje, Anouk.
El nombre que la hizo legendaria
El apellido Aimée fue añadido un año después por el poeta Jacques Prévert durante el rodaje inacabado de «La Fleur de l’âge», de Marcel Carné. Aimée, que significa «amada» en francés, se convirtió en parte de su identidad artística.
El ascenso a la fama internacional
Aimée alcanzó la fama internacional con «Un hombre y una mujer», que ganó la Palma de Oro en el Festival de Cannes en 1966. Por su papel en esta película, recibió un Golden Globe a la mejor actriz y una nominación al Óscar. La melodía icónica «Dabadabadá», parte de la banda sonora, se convirtió en un éxito mundial.
Colaboraciones con los grandes del cine
A lo largo de su carrera, Anouk Aimée trabajó con destacados directores como Bernardo Bertolucci, Vittorio De Sica, André Delvaux, George Cukor y Robert Altman. Fue la inolvidable Lola para Jacques Demy y una mujer misteriosa para Federico Fellini en «La Dolce Vita» y «Ocho y medio». Aimée consideraba a Fellini como el Mont Blanc del cine.
Reconocimientos y legado
En 2003, Aimée recibió un Oso de Oro en Berlín por su trayectoria y en 2006 fue homenajeada en Cannes. Ganó el Premio a la Interpretación Femenina en 1980 por «Salto al vacío» de Marco Bellocchio. En 2019, se reunió nuevamente con Jean-Louis Trintignant para la secuela «Los años más bellos de una vida».
Una vida dedicada al arte y la naturaleza
Aimée vivía en Montmartre, París, rodeada de cintas de películas, gatos y perros. Era una defensora ferviente de la naturaleza y los animales. Su hija, Manuela Papatakis, expresó su inmensa tristeza en Instagram, indicando que estuvo junto a su madre en sus últimos momentos.
Anouk Aimée será recordada no solo por su elegancia y talento en la pantalla grande, sino también por su pasión y amor por el arte y la naturaleza. Su legado perdurará como una fuerza increíble en la historia del cine.